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Parabrisas - Hace 40 años
  Artículo extraido de la revista Parabrisas de junio del 2000.  
Un resumen del que fue uno de nuestros primeros tests: el Fiat 600, un vehículo que lograba conciliar un, para entonces, ya delicado compromiso entre el tamaño y la comodidad
   
 

El Fiat 600 fue presentado en el Salón del Automóvil de Ginebra en 1955. Producido en grandes cantidades, se convirtió muy pronto en el coche de mayor difusión de su país de origen, Italia. En 1959 su producción alcanzó la cifra de 800 unidades diarias.
Es por eso que, a comienzos de los '60, aún antes de los planes de fabricación anunciados por la empresa en nuestro país, el 600 ya es un viejo conocido en los caminos de nuestra República. Y aquí lo presentamos.
En contra de la reforma convencional que supone el motor adelante y las ruedas traseras motrices, accionadas por un largo eje (llamado cardán) que pasa por debajo del piso del coche, el Fiat 600 tiene el motor, la caja de velocidades y el diferencial ubicados detrás del asiento trasero.
La planta motriz cuenta con cuatro cilindros. Fiat a podido optar por dos solamente, pero con cuatro ha ganado en suavidad de marcha con un muy pequeño aumento en los costos. Otra elección fue el enfriado por agua. ¿Por qué 633 cm3 y 28 CV? Porque ellos bastaban, sin someter el motor a esfuerzos extraordinarios, para obtener las performances que la fábrica estimaba necesarias: máxima de 95 km/h (en nuestra prueba alcanzó 100,6 km/h), un promedio de 1l/17,5 km y una autonomia de alrededor de 500 kilómetros. ¿El chasis? No existe. Su construcción es integral, solución que data de antes de la última Guerra Mundial aunque es recién a partir de 1946 que comienza a tomar gran auge. La carrocería es de dos puertas: además de la seguridad que significa para los chicos, con cuatro puertas hubiera sido necesarios un coche más largo, más pesado y más caro. Los asientos delanteros son, por lógica, rebatibles (sic), y además pueden extraerse, usándose como sillones para caso de picnics, espectáculos deportivos, etc.
Como cualquier auto chico, el 600 no se maneja solo: hay que usar la caja (de cuatro marchas) frecuentemente y en los momentos apropiados.
Aprender a hacerlo bien es uno de los placeres más exquisitos que reserva el arte de manejar.
Dadas sus pequeñas diemenciones, la visibilidad delantera del Fiat 600 puede considerarse buena, pero hacia lo alto del borde superior del parabrisas está algo disminuida.
Por otra parte, en un "test de comportamiento", el 600 a sido sometido a la "prueba del agua": en un túnel de lavado, con presión de agua a 15 atmósferas y durante 15 minutos, se pudieron verificar algunas filtraciones (sic) en la parte inferior de las puertas, mientras que en la prueba de camino cumplida bajo un fuerte temporal, el coche no denunció ingreso de agua.

 
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